Diferencia entre revisiones de «Asamblea de Córdoba»

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Revisión actual - 16:29 8 oct 2021

De conformidad con la nueva constitución de la II República, la Diputación de Sevilla organizó una asamblea a celebrar en Córdoba en mayo de 1932 y, a su vez, redactó las bases de un Estatuto de Autonomía para que se aprobasen en la asamblea. Posteriormente, ésta se pospuso hasta enero de 1933.

En Abril de 1932, se aprobó una ponencia en el Ayuntamiento de Granada, firmada por personas de tres partidos distintos, Manuel Fernández-Montesinos, Luis Fajardo y Carlos Morenilla, contra el Estatuto andaluz y a favor de la Autonomía de la Región de Granada (Andalucía Oriental)

Ponencia del Ayuntamiento de Granada: La conveniencia de formar parte de la Mancomunidad Andaluza

Primero – Estiman los firmantes que en toda Andalucía no se siente y concibe el espíritu regional con las características diferenciales requeridas para poder constituir “una sola” región, más o menos autónoma dentro de la nación española.

Segundo - ….combatir la mancomunidad andaluza, impugnar la formación y aprobación del estatuto, y oponerse, en fin, por todos los medios a que prospere esa artificiosa y no sentida mancomunidad andaluza.

Tercero – En cambio, es una realidad histórica, geográfica y administrativa, la existencia de la región de Andalucía Oriental, formada por las provincias que constituían el antiguo reino de Granada, o sea, las de Almería, Granada y Málaga, en unión de Jaén.

Respondiendo a esta realidad, Granada ha constituido siempre unidad regional con ellas, siendo capitalidad de las cuatro en lo universitario, en lo judicial, en lo eclesiástico y lo fue también hasta hace muy poco tiempo en lo militar

Firmantes de la ponencia: Manuel Fernández-Montesinos Lustau (PSOE). Luis Fajardo Fernández (Izquierda Republicana) y Carlos Morenilla Blanes (Acción Granadina)

Publicado por Noticiero Granadino el 30 de abril de 1932

En Diciembre 1932, un mes antes de la Asamblea de Córdoba, Carlos García Oviedo, Catedrático de Derecho administrativo de la Universidad de Sevilla, previó la hegemonía sevillana en la línea de las ideas defendidas por los representantes de Andalucía Oriental:

"Las dos Andalucías -oriental y occidental- no están capacitadas para entenderse. Carecen de las necesarias relaciones materiales y de afectividad. Además, dentro de cada grupo invencibles sentimientos de recelo y suspicacias contra la posible hegemonía de alguna provincia -en este caso, la de Sevilla- estorbarán siempre la obra que se intentara. Recientemente Cádiz ha mostrado su oposición al proyecto. Y esto se ha acusado en la provincia, sin duda, más unida a Sevilla por vínculos de hermandad. ¿Qué será en Granada, en Almería, en Jaén, con las cuales tan poco contacto tenemos? " Publicado en ABC de Sevilla (09.12.1932) Interviús del momento. El Estatuto regional andaluz (páginas 1 y 2).


En Enero 1933, en Granada, volvió a escenificarse su sentimiento unánime, en una reunión del Ayuntamiento, Diputación, Cámara de Comercio, colegios profesionales, agrupación socialista, etc

Así, Carreño, portavoz de la agrupación socialista, declaró:

“sometido el asunto que se debate a la Agrupación Socialista, esta se ha pronunciado unánimemente contraria al Estatuto (…) hemos de tender a que haya una región, Andalucía Oriental, con la capitalidad en Granada, pues así es de justicia y nos pertenece en derecho (…) nunca se debe llegar a una sola región como propugna Sevilla”

En la misma reunión, Joaquín Torres Calleja, representante de la Diputación de Granada, relató:

“la representación de Jaén, que se mostró conforme en un todo con que fuera Granada la capitalidad de Andalucía Oriental, por la que propugna, constituyéndola también Málaga y Almería, con Jaén y Granada. También Almería se ha mostrado conforme.”

Asimismo, el alcalde de Granada en aquellos momentos, José Palanco Romero, expresó el sentimiento unánime de

"oponerse a la Andalucía de ocho provincias y defender la autonomía de la Región de Granada (Andalucía Oriental)"


En Enero 1933, en Almería, la Casa Consistorial envió una carta al Ayuntamiento de Granada, defendiendo una Mancomunidad de Andalucía Oriental formada por Almería, Granada y Jaén, indicando:

"...en cuyo caso sí están garantizados nuestros intereses....la unión propuesta debe aspirar a ser permanente, evitándose que errores de constitución o de procedimiento la conviertan en efímera o en infecunda (…) no vamos contra radie, vamos a favor de los que pueden y deben vivir en el mismo hogar, en paz inalterable, en amorosa convivencia, sin recelos de reyerta próxima y a la larga de divorcio (…) una elemental previsión aconseja como más prudente, que romper el vínculo, desistir de establecerlo"

Asimismo, tres días después, una Asamblea celebrada en Almería se expresaba en los mismos términos de una autonomía para Andalucía Oriental. En ella participaban el conjunto de fuerzas vivas, como los representantes de la Diputación Provincial, Cámara de Comercio, Cámara de la Propiedad Urbana, agrupaciones políticas como Acción Republicana o el Partido Socialista, alcaldes de los principales municipios de la provincia, etc.


Iniciada la Asamblea de Córdoba, destacar la enorme desproporción de los asistentes tanto sevillanos como cordobeses frente a la escueta representación del resto de provincias.

Los representantes de Almería, Granada y Jaén reivindicaron la Mancomunidad Regional de Andalucía Oriental ante los del resto de Andalucía. Sin embargo se produjeron diferentes intervenciones, con la aquiescencia y manifiesta parcialidad de la presidencia de la Asamblea que no desautorizó los siguientes comentarios

- de Blas Infante: con su propuesta de:

"residenciar a las provincias disidentes"

- o de los políticos de Sevilla diciendo:

"que las representaciones disconformes tenían expedito el camino de ausentarse de la Asamblea y dejar que la prosiguieran aquellas otras que fueron partidarias del Estatuto"

Ante ello, los representantes de Andalucía Oriental (excepto Málaga) y también los de Huelva se retiraron de la Asamblea por la hostilidad recibida ante sus propuestas, su abierto desacuerdo a lo que se pretendía aprobar y la abierta parcialidad de la presidencia.

Publicado en Diario de Almería. 1 de febrero de 1933. «Los representantes de Almería, Granada, Huelva y Jaén, justifican su retirada (página 2)».

Como excepción los representantes de Málaga permanecieron en ella (al parecer, tenían el acuerdo de asistir "en calidad de oyentes sin pretender asumir los acuerdos que se pudieran tomar").

Publicado por Hijano del Río, M. y Ruiz Romero, M., "El ideal Andaluz en la Segunda República. La asamblea regional Andaluza de 1933", Sevilla, 1995 p. 223.


Tras el escándalo y fracaso de la Asamblea de Córdoba se vertieron ríos de tinta en las cabeceras de prensa de la Región Oriental, recogiéndose las amenazas de “residenciar”, por parte de Blas Infante, a las provincias que habían rechazado la propuesta de Sevilla, incluyendo a Huelva.

A modo de ejemplo, relacionamos tres artículos:

En el Noticiero Granadino (3 de febrero de 1933)

la delegación de Sevilla nos ha recordado al famoso personaje Juan Palomo (…) al pasodoble flamenco y a la bandera blanca y verde, que constituye la obra de Sevilla, hubiera opuesto el grupo de Andalucía Oriental, las características autonómicas a que aspiramos (…)Esto es lo que conviene a Granada, a pesar de las opiniones contrarias de quienes por no ser granadinos y mirar a nuestra tierra a través de su interés y medio personal, quisieran verla estancada, ausente de todo movimiento de renovación, para más fácilmente explotarla.


En El Defensor de Granada (4 de febrero de 1933)

en Andalucía no hay un sentimiento regional (…) Nuestra disconformidad con el Estatuto sevillano que se pretende imponer a Andalucía, no implica una total renuncia de nuestras posibilidades autonómicas. Granada, por eso, debe permanecer alerta y con el ánimo despierto para defender sus altos intereses regionales en unión de aquellas provincias hermanas a las que puede y debe unir un ideal común dentro de Andalucía oriental.

En el Noticiero Granadino (9 de febrero de 1933)

Después de lo que puede considerarse como un fracaso de la proyectada excéntrica hegemonía sevillana sobre toda Andalucía; después de malograrse al nacer el llamado Estatuto Andaluz, Granada tiene que emprender una labor profunda, persistente, en pro de la autonomía de Andalucía oriental (…) Para centralismo, mal estará el de Madrid, pero mucho peor sería el de la bandera blanca y verde y el pasodoble flamenco.


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