Gonzalo Fernández de Córdoba

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Gonzalo Fernández de Córdoba

Filiación y aspectos familiares[editar | editar código]

Nace en Montilla, Córdoba el 1 de septiembre de 1453

Muere en Granada el dos de diciembre 1515

Estadista, diplomático, alcalde, caballero renacentista, almirante, capitán general, virrey de Nápoles, artífice de la nueva concepción de la infantería que dio lugar a los Tercios de Flandes.


Gonzalo Fernández de Córdoba nace en una familia perteneciente a la alta aristocracia, los Aguilar y Fernández de Córdoba.

Su padre muere joven y Gonzalo tuvo una infancia a la sombra de su hermano mayor y por lo tanto heredero de los bienes de la familia, Fernando Fernández de Córdoba, conocido como Fernando de Aguilar, con el que aprendió las normas que regían en su clase social.

A los doce años lo llevan a la corte como paje del infante Alfonso, hijo de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, y por lo tanto hermano de la reina Isabel la Católica.

Tres años después, en 1468, tras la muerte del infante, vuelve a Córdoba donde se ocupa de los intereses de la familia a la vez que sigue de cerca las escaramuzas que suceden en la frontera con el reino nazarí de Granada.

En 1470 contrae su primer matrimonio con Isabel de Sotomayor, su prima, y como regalo de boda se le nombra alcalde de Santaella. Isabel moriría poco después al dar a luz su primer hijo.

Actividades profesionales[editar | editar código]

Seis años más tarde, con la intención de ponerse al servicio del estado, sale hacia Segovia donde en ese momento estaba reunida la Corte de los Reyes Isabel y Fernando. El rey, que era su primo, le introduce en la administración y el servicio público.

Desde el comienzo de la guerra de Granada acompaña al rey Fernando y aprende de él las diferencias entre las campañas militares y diplomáticas.

En1485 es nombrado alcalde de Íllora y por entonces logra poner las bases para llegar a un acuerdo entre Castilla y Granada, lo que le hace entablar amistad con el rey Boabdil.

En esta época participa con éxito en algunas luchas en la Vega de Granada y se casa por segunda vez con María de Manrique. Participa en la redacción de las Capitulaciones de Granada gracias a su conocimiento del árabe y a su amistad con el rey Boabdil. De todas formas la lucha con el Reino de Granada continua y aunque algunos hechos alarman a ambas partes por su dureza, los reyes Católicos estaban empeñados en la toma de Granada, y lo demostraron al construir la ciudad de Santa Fé a la entrada de Granada. Finalmente la toma de la ciudad se produce en 1492.

Durante los dos años siguientes Fernández de Córdoba permanece en Granada ocupado en poner en marcha las alquerías obtenidas en el reparto de las tierras musulmanas.

El 4 de marzo de 1495, por orden del rey Fernando marcha hacia Italia para defender la frontera del reino de Nápoles. Después de algunos combates reestructura el ejercito poniendo el objetivo en tres puntos: reorganizando íntegramente el cuerpo expedicionario, entendiendo la guerra como un trabajo de equipo y dándole un lugar destacado a la caballería pesada en el orden táctico.

En Italia participa, obteniendo grandes éxitos, en diversas contiendas y se le reconocen sus méritos concediéndole diversos títulos, posesiones y honores. Es por este tiempo cuando los soldados de su regimiento empiezan a llamarle por el título con el que pasaría a la historia: Gran Capitán.

Pero a pesar de sus éxitos militares los Reyes Católicos le piden que vuelva a España para que dé cuentas de lo gastado en sus conquistas. Y es así que cuando en 1506, el rey Fernando, tras la muerte de la reina Isabel, le pide los detalles de sus gastos ya que a los interventores de Hacienda les parecía excesivo el dinero gastado en Nápoles, el Gran Capitán responde:

“Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del Rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados”

No está confirmado que esta fuese realmente la respuesta del Gran Capitán, pero da idea del típico carácter de los conquistadores de la época: fiel pero orgulloso, desapegado de lo material, valiente hasta la temeridad, violento y desafiante.

Últimos acontecimientos y desenlace[editar | editar código]

Lo cierto es que en 1507 el rey Fernando lo destituye como virrey de Nápoles. Viendo Gonzalo que el rey no le vuelve a dar ninguno de los cargos que le había prometido, acude a Doña Juana, verdadera reina de Castilla, y esta le nombra alcalde de Loja, cargo menor pero que venía acompañado del derecho sobre las rentas del comercio de la seda en Granada. Y el 15 de julio de 1508 toma posesión del cargo de gobernador de Loja.

Allí espera pacientemente que el rey vuelva a llamarlo, pero después de varios desplantes y desprecios en 1515 la salud del Gran Capitán entra en crisis a causa de unas fiebres contraídas en la campaña de Italia.

Su salud anímica tampoco le ayuda y el 2 de diciembre, rodeado de su familia, muere en su casa de Granada.

Entre las decenas de cartas de condolencia llegadas a la familia se encuentra la del Rey Fernando, que invocaba su vieja amistad y trataba de disimular con palabras gruesas el hecho de que había incumplido todas las promesas hechas a su fiel servidor.


El Gran Capitán fue enterrado en el Convento de los Franciscanos de Granada y posteriormente, en 1552, trasladado al Monasterio de San Jerónimo de Granada lugar donde también fueron trasladados los restos de su esposa y otros familiares. La tumba fue profanada en 1812 por los franceses en su huída de España, que mutilaron sus restos, quemaron las 700 banderas que habían sido enterradas junto a él a modo de trofeo y se llevaron lo que creían que era su espada de gala sin saber que era sólo una copia.


En 1835, con la exclaustración, los granadinos terminaron de destruir lo que dejaron los franceses en su partida. Un monje recogió los restos que quedaban y los guardó hasta que en 1848 el capitán general del distrito de Granada se interesó por los restos y los devolvió junto con trozos de tela, galones y demás restos encontrados a su lugar de enterramiento.


Bibliografía[editar | editar código]

-         Real Academia de la Historia. Diccionario Bibliográfico (José Enrique Ruiz-Doménech)

-         Biografías y Vidas. Enciclopedia biográfica en línea https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/fernandez_cordoba.htm

-         ABC (2-12-2015)