Barranco de la Luna, Saleres, Granada
Es un arroyo granadino del Valle de Lecrín con escaso caudal, excepto en momentos de lluvias fuertes, en que puede crecer peligrosamente para los excursionistas, por ello hay que evitar recorrerlo con riesgo de lluvia por el peligro de morir ahogado. El barranco es afluente del río Albuñuelas y presenta una zona de gran belleza natural por la profunda garganta que ha excavado en los sedimentos de lo que fue un antiguo fondo marino.
LOCALIZACIÓN[editar | editar código]
Se sitúa en el Valle de Lecrín, Provincia de Granada, Región Histórica de Granada, España. Discurre por localidades como Las Albuñuelas o Saleres recibiendo las aportaciones en aguas de otros barrancos.
GÉNESIS[editar | editar código]
Toda esta zona fue un antiguo mar levantado por los empujes de las placas de África y de Alborán sobre la península Ibérica, el terreno se curvó, se elevó y se partió con diversas fallas por las hoy discurren barrancos y ríos de la Región de Granada, llanada en algún periodo, por sus elevadas tierras, Región de la Alta Andalucía para diferenciarla de la vecina Región de Andalucía Baja. Hoy es un amplio valle que alberga magníficas localidades con características propias y dignas de una visita por su historia, paisaje, gastronomía, cultivos de cítricos, olivos, arquitectura original, pequeñas vegas con hortalizas...
EL DESFILADERO[editar | editar código]
El artículo se dedica sólo a una parte de este largo y profundo barranco causado principalmente por una falla y la erosión del agua, la parte más espectacular por su profundidad, geología, rocas, vegetación...
El sendero de la Luna[editar | editar código]
Por el tramo discurre un sendero circular de corta longitud que parte del cementerio de Saleres, desde este punto subiremos por la carretera 300 metros escasos hasta encontrar un camino a nuestra derecha con indicaciones que nos bajarán al barranco.
Ya en el fondo andaremos sobre el cauce con algo de agua blanquecina debido a los minerales de la zona. A lo largo del recorrido, con un suave descenso, encontraremos pequeñas pozas donde el agua nos llega hasta las rodillas.
El cauce discurre entre altas paredes de piedra blanquecina en su mayor parte, aunque podremos encontrar algún gran bloque de conglomerado de cantos rodados (pudinga). En varios lugares encontraremos fósiles de fondos marinos que debemos dejar en su sitio sin dañarlos ni tocarlos.
Enormes rocas desprendidas de los tajos de las paredes se encuentran en el lecho del arroyo, aunque no impiden el paso pero sí lo dificultan a personas no acostumbradas al senderismo. Algunas de esas rocas se han quedado encajadas sobre nuestras cabezas en las estrechas angosturas de la garganta.
Al final del recorrido por el agua, un letrero a nuestra derecha indica la subida al cementerio de donde partimos. Esta vereda y caminos discurren entre olivos centenarios y viejos naranjos de producen las famosas Naranjas del Valle.