Atalaya de trafalcaces
Torre atalaya del Chucho o de Trafalcaçes
Se trata de una construcción de vigilancia de la costa sur del Reino de Granada. Su eficacia era escasa debido a su poca altura, cosa que la hacía vulnerable a los ataques pitaras.
Localización
Se alzaba en el Cerro del Chucho, a pocos metros de donde hoy está el faro Sacratif dominando visualmente esta parte del Mar de Granada. El lugar se halla encima de un acantilado entre los núcleos de población de Carchuna y Torrenueva.
Historia
Su construcción se halla integrada dentro del programa defensivo de la costa del Reino de Granada, pero por desgracia su periodo de utilidad fue más escaso de lo previsto, como más adelante explicaré.
Reino de Granada III o Cristiano
En el año 1513 ya se había iniciado su construcción, quedando terminada dentro de los plazos habituales, sin sufrir ningún retraso de carácter grave.
Casi 200 años después, en 1803, acaeció un fuerte terremoto que la dejó en ruinas, agravadas por las frecuentes réplicas producidas durante el año siguiente. Recordemos que los Reinos de Granada y Murcia son zonas de peligrosidad sísmica que obliga a construir edificios resistentes ante estos sucesos.
Región de Granada
En este nuevo periodo de más de siglo y medio de duración no se consideró necesario reconstruir la torre atalaya, cumpliendo sus funciones las fortificaciones próximas.
Descripción y funcionamiento de la atalaya
Se trataba de una torre atalaya con la forma habitual construida en mampostería unida con mortero de cal viva y arena y la parte baja maciza, estaba enlucida y pintada; pero con una particularidad que la hacía menos efectiva y más peligrosa, su escasa altura, por lo que solo era eficaz para vigilar el llano de Carchuna, situado en su lado de levante, entre la playa de la Chucha y la atalaya de Calahonda, igualmente, los torreros, se vieron indefensos varias veces ante los ataques piratas norteafricanos, turcos… que venían a saquear la costa del Reino.
La atalaya estuvo servida por tres guardias, un cabo de torres y dos torreros, que en caso de necesidad se completaron con otro torrero y tres soldados de infantería, pero esta atalaya no fue totalmente eficaz debido también a que Los guardias de la torre se vieron obligados a abandonar la atalaya debido a las demandas de D. Luís de Salas, administrador de la sal de Trafalcacis o Trafalcaçes en el siglo XVII.
Estado actual
Tras los terremotos del año 1803 y 1804, la destrucción fue casi total y al ser considerada superflua su existencia, la atalaya no se reconstruyó con lo que fue desapareciendo lentamente.