Joaquina Eguaras Ibáñez
Nace en Orbaiceta (Navarra) el 10 de enero de 1897
Muere en Granada el 25 de abril de 1981
Aunque Joaquina nace en Orbaiceta, con dos años viene a vivir a Granada ya que su padre, que era militar, fue trasladado a la ciudad, por lo que podemos decir que toda su vida la pasó en Granada. Al llegar a la ciudad la familia se instala en el barrio de El Realejo.
En 1912 empezó a estudiar magisterio en la Escuela Normal de Granada, donde tuvo de profesora a Gloria Giner, esposa de Fernando de los Ríos. Convalidó estos estudios por los de Bachillerato para poder acceder a la Universidad, cosa que logró en en1918.
Se licencia en la Facultad de Letras en1922. Fue la primera mujer en licenciarse en la Facultad de Letras y la segunda en toda la universidad e inmediatamente después se matricularon muchas más, por lo que se puede decir que abrió camino. Aunque como nos podemos imaginar no fueron años fáciles ella obtuvo magníficas calificaciones: 15 matrículas de honor y premio extraordinario en la licenciatura.
Al poco de terminar le ofrecieron ser profesora ayudante de la Facultad de Letras, por lo que también fue la primera mujer docente universitaria en Granada. Estuvo hasta 1928 en que fue nombrada profesora de literatura española en el Instituto Local de Segunda Enseñanza de Baza.
Durante este tiempo estuvo preparando oposiciones al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en el que ingresa en 1930. Ese mismo año, en noviembre, toma posesión del puesto de Directora del Museo Arqueológico de Granada. Su nombramiento fue firmado por Manuel Gómez Moreno que era por entonces el Director General de Bellas Artes.
Cuando en 1932 se crearon las Escuelas Árabes de Madrid y Granada Joaquina se incorpora primero como becaria, después como bibliotecaria y, a partir de 1941, como adjunta de la sección de Filología y profesora de Árabe literal. En esa época regresó a la Facultad de Letras como profesora auxiliar de Árabe y Hebreo.
Y a la vez ejercía su labor, prácticamente en solitario, en el Museo Arqueológico. Los primeros años en esta institución su mayor preocupación fue remediar el grave deterioro de su sede, la Casa de Castril en la Carrera del Darro y la falta de espacio ya que en el mismo edificio estaba también el Museo de Bellas Artes. En 1935 se produjo el derrumbe parcial del edificio, pero el proyecto de recuperación no pudo ser ejecutado hasta 1942. Y el Museo de Bellas Artes no fue trasladado al Palacio de Carlos V hasta después de la guerra, en 1945.
Durante los tres años de Guerra Civil, Joaquina asumió los cargos de jefe provincial del Cuerpo de Bibliotecarios y Archiveros y responsable de bibliotecas de frentes y hospitales y de la depuración de libros, así como el de secretaria de la Junta de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico de Granada.
Terminada la guerra civil, su primera labor en el museo fue la de recuento e inventario, y a partir de 1945 en que el Museo de Bellas Artes es trasladado al Palacio de Carlos V, empieza su labor docente y divulgadora. En los resúmenes anuales que se publican en Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, puede comprobarse que el de Granada se situó, durante varios años de la década de los 40, en los primeros puestos de lectores de la biblioteca, organización de cursillos, conferencias, visitas escolares, visitas explicadas del museo y excursiones guiadas a los monumentos de la ciudad.
A la vez, Joaquina Eguaras participaba en la vida cultural e intelectual de la ciudad y continuó con su actividad docente e investigadora. En 1942, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada. Fue la primera mujer allí y la única numeraria durante décadas, en las que otras mujeres fueron correspondientes. Preparó su tesis doctoral, Transcripción, traducción y anotación del “Tratado de Agricultura” de Ibn Luyun bajo la dirección de Emilio García Gómez, que defendió en Madrid (1944). Editada muy posteriormente por el Patronato de la Alhambra (1975), fue el precedente de la línea de trabajo sobre agronomía andalusí desarrollada, a partir de finales de la década de 1980, por la sección de Filología de la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Tres años después de la lectura de su tesis, obtuvo, por concurso oposición, plaza de profesora adjunta de Árabe en la Facultad de Letras, que ocupó durante veinte años.
Fue directora del Museo entre los años 1930 y 1967, y en esos 37 años incrementó el número de piezas que pasaron de 1800 a 8500. Lo pudo hacer gracias a compras y donaciones y también ejerciendo su puesto de Comisaria Provincial de Excavaciones. A partir de 1955, con la introducción de la actividad científica arqueológica en la Universidad de Granada, de la mano del profesor Manuel Pellicer, se inició el incremento de los fondos procedentes de excavaciones arqueológicas. También destacó en la documentación de fondos y colecciones del museo, redactando numerosas fichas de inventario y catálogo, así como en su investigación, cuyos resultados publicó en las Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. Y todo ello sin la ayuda de ningún conservador o personal administrativo ni ayudante de museos. Tan solo en algunos periodos contó con la ayuda eventual de estudiantes o licenciados en prácticas.
A partir de los años 50 inició la colección de artes decorativas y populares del museo y consiguió la adquisición por parte del Estado, en 1962, de la Casa de Latorre, que había sido la vivienda del pintor granadino Rafael Latorre.
El mismo año de su jubilación, en 1967, fue nombrada Directora Honoraria del Museo Arqueológico de Granada y Profesora Adjunta Honoraria de la Facultad de Letras. Fue miembro correspondiente de The Hispanic Society of America (1959). A propuesta de Jacinto Bosch Vilá, recibió la distinción de miembro de honor de la Asociación Española de Orientalistas, el 10 de diciembre de 1980.
La ciudad de Granada ha reconocido su labor dándole su nombre a una calle y un barrio de la ciudad.
Bibliografía:
Real Academia de la Historia (Concepción San Martin Montilla)