Torre de Huarea
Las ruinas de la torre se alzan en el este la costa de la actual Provincia de Granada, muy cerca de la provincia de Almería, en el fondo de la rambla de la población de "Castillo de Huarea", Albuñol, Provincia de Granada, Región Histórica de Granada, España. Se construyó durante el Reino de Granada III con finalidad de vigilancia y comunicación a otras torres de los peligros que venían del mediterráneo, igualmente debía transmitir los avisos que le llegaban de otras torres, pero también estaba artillada con algún pequeño cañón defensivo. Más abajo pasa la rambla que ha creado el delta y que enterró al castillo de origen romano y reformas posteriores bajo sus sedimentos.
HISTORIA[editar | editar código]
Roma[editar | editar código]
La primitiva fortaleza la construyeron los romanos, y continuaron manteniéndola los visigodos para defender la ensenada y fondeadero que ahí existieron antes de rellenarse el espacio con los sedimentos arrastrados por la rambla. Este era uno de los accesos al interior de la Alpujarra de ahí la importancia de su defensa.
Dominación musulmana[editar | editar código]
En los siglos IX o X construyeron una nueva fortaleza o castillo sobre la anterior que fue de gran utilidad en el primer y segundo Reinos de Granada. El castillo fue enterrado por los sedimentos de la rambla de Huarea, que a la vez fue creando el delta del mismo nombre. Según la leyenda, con el castillo quedó sepultado un gran tesoro que los reyes granadinos nazaríes guardaban en su interior.
Edad Moderna, Reino de Granada III[editar | editar código]
Para defender la costa de los piratas norteafricanos y turcos que arrasaban la costa del Reino se construyeron numerosas atalayas de vigilancia y fortificaciones. Como el antiguo castillo existente en la zona terminó inservible, se construyó una torre vigía o atalaya.
La atalaya se comunica visualmente con la red defensiva del Reino de Granada para avisar a toda la costa, incluso a veces llegaban las informaciones hasta Gerona y Tarifa.
DESCRIPCIÓN[editar | editar código]
Se construyó con una línea similar a las del proyecto de 1765 para la construcción de atalayas costeras en el Reino de Granada. Es una torre circular troncocónica, con la parte inferior maciza y una sala en la parte superior con una puerta-ventana de acceso situada a gran altura para su mejor defensa. Para acceder se arrojaba desde la puerta una escala de cuerda que se retiraba cuando había subido la persona. Su fábrica es de mampostería de lajas de pizarra irregulares unidas con argamasa de cal viva y arena amasadas con agua.
La sala, circular y cubierta por una bóveda de media naranja, contenía una chimenea, acceso a la escalera de subida a la terraza.
La terraza estaba rodeada de un sólido parapeto defensivo. En el centro había una almenara, que en caso de peligro, avisaba a la red de torres y fortalezas con luz de fuego de ramas secas por la noche y señales de humo de día con ramas húmedas.
Estado actual[editar | editar código]
De la Fortaleza[editar | editar código]
De la fortaleza no quedan restos visibles, pero hay referencias en documentos del siglo XV, Reino de Granada II, que la mencionan entre las más importantes construcciones defensivas del litoral del Reino.
De la torre-atalaya[editar | editar código]
Conserva parte de los dos tercios inferiores en parte enterrados y encima restos de los muros de la sala circular, parte de la solería y restos del apoyo de la bóveda. Del enlucido de los muros, realizado en argamasa de cal viva y arena amasadas con agua, quedan pocos restos en el exterior y en el interior. Como se aprecia está muy necesitada de restauración. Los ayuntamientos no pueden hacer frente a estos grandes gastos por lo que se requiere la ayuda del gobierno de la autonomía andaluza o del central.
BIBLIOGRAFÍA[editar | editar código]
A. Malpica Cuello, Poblamiento y castillos en Granada, Barcelona, 1996, pp. 339. M. Martín García, Inventario de arquitectura militar de la provincia de Granada (siglos VIII al XVIII), Granada, 1999, pp.45. E. Posadas López, La frontera marítima de Granada, Ibiza, 1996, pp.256-258.